Marsella es la
capital francesa del turismo de sol y playa, alberga además un importante
número de edificios históricos, numerosos lugares a los que ir, un puerto
increíble… es por ello que estamos ante una de las ciudades más importantes
desde el punto de vista turístico de Francia.
Te recomendamos una visita a esta playa del encantador pueblo de Aquitania, en
el suroeste de Francia. Se encuentra a minutos de España y cerca de los
Pirineos. Además, en ella disfrutarás de la arquitectura y cultura del País
Vasco.
Vilafranca de Mar
La playa ideal para quienes buscan relajarse con tranquilidad. No solo ofrece
playas hermosas y tranquilas sino que es un pueblo pequeño con algunas tiendas
y cafés. Se encuentra en el surestre francés, a cinco minutos de la ciudad de
Niza.
¿Buscabas aventuras? Aquí puedes practicar deportes acuáticos, excursiones por
la naturaleza, parques acuáticos para los niños y canchas de golf y tenis. Se
ubica en la región de Languedoc-Rosellón, cerca de Montpellier.
Cabo
Ferret
Una península espectacular que combina playas entre el Océano Atlántico y la
Bahía de Arcachón. Allí, puedes disfrutar de la pesca, la natación o el surf.
También es un buen destino para relajarnos y estar tranquilos.
Sete
Este pueblo pesquero de la región de Languedoc-Rosellón es el típico lugar en el
que no nos alcanzará una sola cámara de fotos. Está repleto de museos,
edificios históricos frente a sus bonitas playas. Y con una visita al Monte
Saint Clair, logramos una imagen panorámica increíble de la ciudad y el mar.
Se trata de
una gran extensión de playas acogedoras y relajantes en Languedoc-Rosellón, a
pocos minutos de España. Cuenta con una gran variedad de tiendas y cafeterías
para disfrutar al caer el sol.
Ahora os vamos a recomendar las 10 mejores playas de Francia:
Córcega es un verdadero paraíso de playas. Entre Propriano y
Bonifacio en el soleado sur de Córcega se encuentra la playa de Porto-Pollo, un
gran arco de arena blanca en una bahía rodeada de colinas verdes. Similar a las
islas Seychelles y Mauricio, pero un poco menos salvaje. Es ideal para hacer
snorkel, por su agua cristalina y llena de peces.
Baie
d'Audierne, Bretaña.
Con
2.000 km de costa es más difícil evitar las playas de Bretaña que encontrar
una. Si se quiere una playa menos transitada, dirigirse a la Baie d'Audierne,
en la costa oeste de Finisterre. Realmente parece el borde de Europa; con 30
kilómetros de longitud, ofrece calma y relajación en playas familiares como
Pors Carn.
L'Ile
de Riou, en Marsella.
Salvaje,
deshabitada y cuidadosamente conservada, a L'Ile de Riou se puede acceder sólo
por barco. La playa es el punto de partida de las expediciones de buceo que se
realizan por todo el archipiélago, y en el 2012 pasará a ser el corazón del
Parque Nacional de Calas (Parc National des Calanques), un ideal bosque
submarino para los nadadores, buceadores de snorkel y submarinistas.
Euronat, Côte d'Argent, en Aquitania.
Rodeada de
bosques de pinos y al margen del turismo de masas, el largo arenal dorado de la
Côte d'Argent es un paraíso para los amantes de la playa y la naturaleza. Como
era de esperar, en esta costa se encuentran también algunos de los mejores
resorts naturistas de Europa, una colección de pueblos tranquilos en donde las
familias europeas descansan y vuelven a casa con un bronceado perfecto. El
tramo de playa de Euronat cuenta con vigilantes en las playas y cafés y no está
masificada.
Plage
de l'Almanarre, Hyères, Provenza.
La mejor playa para los
fanáticos de viento es una lengua de arena de 4 km que discurre desde Hyères a
la bonita ciudad de Giens. Hay un excelente viento constante en un lado,
mientras que el otro está protegido por las islas de Porquerolles y Port-Cros.
Un área está reservada para windsurf, kitesurf y funboard; los vientos pueden
ser salvajes en invierno. Las zonas más tranquilas son perfectas para los
paddleboards y los kayaks. Detrás de la playa hay un pantano salado donde
anidan los flamencos rosados.
La Plage de Ménéham, en Bretaña.
Algunas de las
mejores playas de arena blanca de Francia se pueden encontrar conduciendo por
la carretera de la costa, de un solo carril, al norte de Kerlouan, entre las
aldeas de Ménéham y Neis Vran. Cada curva ofrece una vista de otra
impresionante cala con afloramientos rocosos y playas de arena desiertas. Las
autocaravanas y las caravanas pueden aparcar durante la noche de forma gratuita
todo el año. En Ménéham, una casa de pescadores restaurada constituye un
espectacular punto de partida para un paseo costero a lo largo de las dunas de
las playas, entre las que hay algunas naturistas.
Paloma-Plage, en la Riviera Francesa.
La Paloma es
tranquila, elegante y resguardada. Es una de las favoritas de la jet set y las
celebridades que llegan en superyates a la bahía. No obstante, Francia es
democrática, y la mitad de la playa es pública; reservada para los no
millonarios.
Côte
Sauvage, en Poitou-Charentes.
Justo al sur de Ile d'Oléron, la Côte Sauvage gloriosamente virgen, se
encuentra rodeada por los altos pinos del bosque de la Coubre. Solo se puede
acceder a ella tras un buen recorrido de 10 minutos a pie (o en bicicleta; dos
ruedas son la forma ideal para moverse) desde la D25 entre Ronce-les-Bains y La
Palmira. Después de subir las dunas y atravesar la hierba de la basta, la
recompensa son 30 kilómetros de arena blanca sin adulterar y olas del
Atlántico. No hay ni una sombrilla de playa, ni una sola tienda de souvenirs a
la vista.
Argelès-Plage,
en Languedoc-Rosellón.
Ubicadas contra los Pirineos, las playas mediterráneas de Languedoc son
magníficas. La mejor del grupo es Argelès-Plage, un tramo de 8 km de arena
dorada y aguas cristalinas, que rara vez se llena. Las familias francesas se
han reunido aquí durante años, por buenas razones. Está muy bien mantenida y
cuenta con excelentes instalaciones en el lugar como un puerto deportivo y un
club de playa para los niños. Un paseo marítimo arbolado de dos kilómetros
flanquea el extremo norte de la playa y ofrece una buena sombra para protegerse
de las elevadas temperaturas del verano.
Beaulieu-sur-Mer,
en la Riviera Francesa.
Lo mejor de Beaulieu-sur-Mer es que es fácil nadar hasta un trampolín flotante, se puede saltar alrededor de él para, luego, lanzarse al agua. Otro punto a su favor es que tiene poca profundidad. Y que la temperatura del agua es más cálida que en otras playas. Por ejemplo, Niza está cerca, pero el agua es profunda y a veces está helada.
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